viernes, 30 de julio de 2010

Estimados señores encargados del Tamal de Peluche:


Buenos días y que Dios los cubra con sus bendiciones. Perdonen pero si me hubiera dado cuenta antes de lo poco serio que sonaba lo de “Tamal de Peluche” no habría enviado la carta esa que envié por medio de ustedes a la mismísima Presidenta de la República. Les escribo para rogarles que la retiren de la web; vieran la sarta de calamidades que se me han venido encima en el barrio por esta gracia. Mi prima Fernanda no ha parado de reírse y dice que esto me pasa por pola y racista. Fue ella la que me dijo lo de que el ejército gringo era un atajo de indios y negros bembones, pero diz que me lo dijo porque sabe que soy una racista, que si fueran todos altos, rubios y de ojos azules seguro me iba yo ya mismo a Golfito a ver qué agarraba. Diay, no digo yo que no. Pero diz que me lo dijo así para hacerme reflexionar, dice ahora, para que yo entienda que los gringos ya no son carne de cañón, sino que a los sitios peligrosos mandan a los latinos, por si se forma la balacera que nos matemos entre nosotros. Dice Fefa que yo soy guapa pero tonta, y que cómo no entendí el tono con que lo decía, ni yo ni nadie, porque dice Fefa que ella alucina cómo la gente se para de uñas porque yo llame a los negros bembones y no porque hay 7000 soldados yanquis en nuestro país. Que por cierto aquí en el barrio va en serio que deberían mandarnos un pelotón del ejército porque nos vamos a matar entre todas. Ahora Yamileth, mi vecina la que está con un gringo, pues me ve y tuerce la cara, dice que para empezar ellos no están juntados sino prometidos, o sea a punto de casarse, lo que pasa es que a ella no le quisieron dar la visa para ir a Wichita. Y dos: ahora dice que yo lo que quiero es robarle al gringo, que perdón pero nada que ver, déjenme decirles que ese gringo buena gente sí es, pero tiene una vara rara en la piel, para mí que ese señor está enfermo grave, ya me entienden.
Bueno, la otra que ahora la agarró conmigo es Hillary, la cajera del Sindy que ahora sabe con nombres y apellidos a quién le dio sin querer cinco mil pesos más en el vuelto. ¿Me han de creer que me enjachó? Iba yo toda linda a devolverle esa plata como le había prometido a la señora Presidenta en la carta, cuando veo a la chavala haciéndome trompas y exigiéndome el dinero, y con esos modos, no, así no le devuelvo nada. Dice Fefa que a ver si aprendo que en este país es mejor quedarse callado; que es más difícil poner de acuerdo a cuatro millones de ticos que a cuatrocientos millones de gringos. Bueno, lo otro que tengo que confesar es que no soy una madre divorciada de cuarenta años, sino madre soltera. Es la verdad y prefiero decirlo yo antes de que corra Yamileth con el cuento, que ya me amenazó con hablar de mí en este Tamal. ¿Por qué no lo dije, por qué dije que estaba divorciada? Diay, la verdad estoy demasiado acostumbrada a la cara como de asco o desprecio que me pone la gente cuando digo que tengo tres hijas de dos padres distintos y que nunca me casé. Vean, yo por mí hubiera tenido siete hijos, a mí me encantan los güilas y los momentos en la vida en que he estado más feliz y divina es cuando he estado panzona o con un bebé colgando de una teta. Yo por mí me hubiera dedicado sólo a ser madre, diga lo que digan Fefa y una socióloga que a veces viene al barrio a hablarnos. Dice Fefa que mis hijas son divinas pero son los tres grandes errores de mi vida, me dice, que una tica de cuarenta sin hijos es ya casi una europea, me dice. ¿Y a mí qué?, le digo yo. A-mí-me-gusta-ser-madre, le repito bien clarito. ¿Qué es la vara, que hasta ese gusto se lo van a quitar a uno por ser pobre y del Tercer Mundo? La misma Fernanda me dice que en Suecia le pagan a las mujeres por cada hijo. O sea, aquí a uno le cobran los hijos, mientras que en Suecia más bien le pagan. Diay, no me extraña; será porque nosotras parimos ticos y ellas, suecos. Nosotras traemos al mundo ticos que ya no les dan visa ni para España, que terminan de estudiar a los dieciséis y después si les va bien terminan pegados a un teléfono hablando en inglés, y ellas dan a luz suecos, que a los dieciséis ya hablan dos o tres idiomas, estudian hasta casi los treinta y si les va bien trabajan por su propia cuenta y se mueren sin saber lo que es un jefe.
Es lo que yo trataba de expresarle a la Presidenta en mi carta, pero ser pobre y sin estudios es un círculo vicioso, que llaman. Yo quería expresarle esta desgracia moral en que estamos nosotros, la gente de barrio. El problema en este país no es el narcotráfico, el problema somos los pobres, y no sé qué van a hacer al respecto 7000 soldados gringos. Los ticos somos ahora unos ciudadanos de segunda, o de tercera, más bien. O de cuarta categoría. Menos mal en este barrio tenemos el templo “No sufras más”, donde nos tratan sin asco, sin desprecio, nos hacen sentir los seres más importantes y hermosos de la creación. Yo voy mínimo tres veces por semana. Es lo que me mantiene sin depresión. Dice el Pastor que me olvide de los soldados. Ahora vamos a hacer una rifa para comprar un aire acondicionado.
Bueno, señores, espero retiren mi carta y ni se les ocurra publicar nada mío nunca más. Dice Fefa que a ver si entiendo de una vez por todas que si uno quiere que le hagan caso y lo oigan tiene que decir lo que los demás quieren oír. O sea, que usted podría gritarles: “¡Ey, negros de mierda, que vienen los ingleses a robarlos para venderlos como esclavos!”, y los negros dirían: “¿Cómo que negros de mierda?”, y no escucharían la segunda parte de la frase. Tendría que haber aprendido a hablar correctamente. Imagino que así se llega a Presidenta.
Jenny Cubillo
PD: Ahora todo el barrio me llama “Jenny Cubillo, la que se peló el culillo”.

martes, 27 de julio de 2010

Carta abierta a Laura Chinchilla


Estimada Señora:
Yo nunca había escrito una carta así, ni siquiera sabía que se podía. Qué vergüenza con usted, mi hija me corrigió las faltas de ortografía.
Viera qué alegrón de burro me llevé el otro día. Yo entendí que desde Estados Unidos iban a venir a Costa Rica 7000 maridos y no 7000 marines. Yo estaba fascinada, porque viera lo que es tener hijas jóvenes y casaderas en este país; aquí no hay hombres, doña Laura, no hay hombres para mis hijas y no le digo ya hombres maduros para una madre divorciada de 40 años, como yo. Yo decía toda feliz “esto sólo se le podía ocurrir a una presidenta mujer” y me arrepentí de no haber votado por usted. A buenas horas se lo confieso, pero yo no voté por usted porque yo veía como que usted no era nadie, no tenía trayectoria política ni nada, con los temas polémicos nunca decía ni sí ni no, en fin, usted no decía ni esta boca es mía pero ahí estaba a candidata presidencial y a mí me sonaba rarísimo, usted era toda complaciente, algo así como una geisha de la política, espero que geisha se escriba así, a mí quién me tiene usando palabritas de domingo.
Y en eso cae la noticia de los supuestos maridos, y yo ya nos veía a mis hijas y a mí con tres machitos divinos, aseados, bien peluqueados y trabajadores. Sería la envidia, porque una vecina mía se juntó con un gringo y qué le diré, ahí está el gringo todo el día con gorra subido en el techo tapando goteras o haciendo el jardín, incluso arregló él solito y sin pedirle plata a nadie unos huecos que había aquí en la entrada de la calle. Pero como le digo, alegrón de burro o de burra, porque vino mi prima Fernanda y me aclaró la cosa, que lo que van a venir a Costa Rica son 7000 soldados y me dijo, encima, que eso era una calamidad. Mi prima no es que sea la gran cosa, pero ahora con eso de la globalización y los medios de comunicación y la cooperación internacional y no sé qué más, cualquier zampaguabas ha viajado y resulta que mi prima Fernanda, Fefa, como la llamamos, estuvo en Iraq.
Ay, doña Laura, viera lo que viene contando mi prima. Dice que eso de que el ejército gringo venga a proteger a un país no es ninguna ganga. Dice que los iraquíes incluso tienen un dicho que más o menos viene a decir: “Si ves venir al ejército americano, vete poniendo vaselina en el ano”. Dice que eso no lo dicen los comunistillas frustrados de toda la vida, o los ateos o los terroristas, sino que hasta los mismos gringos saben que donde estuvo su ejército, cenizas quedan. Ah, y por cierto, dice Fernanda que si alguien se está imaginando 7000 machitos de ojos azules que se vaya olvidando. Que eso es en las películas o cuando va la prensa a hacer fotos. Ahora el famoso US army es un atajo de indios y negros bembones, que con costos tienen la dentadura completa.
Doña Laura, yo le ruego que reconsidere eso de dejar entrar así tan a piernas abiertas al ejército gringo. Piense en el daño que le está haciendo al país. Yo estoy segura de que usted sabe que esto es terrible, pero decía Fefa que un ser humano no aguanta vivir con tanta culpa y entonces inventa argumentos para darse la razón él mismo. Fefa decía eso y yo calladita acordándome que el otro día en el Súper Sindy la cajera se equivocó y me dio cinco mil pesos más, y yo estuve pensando ir a devolver esa plata pero rapidito me convencí de que si el destino así lo había querido sería por algo, sería porque yo me merecía ese tucán, figúrese, vea cómo es cierto eso de que uno remienda la conciencia en un tirito con tal de caer en la tentación. Hoy mismo voy a devolver esa plata.
Yo le pido que reconsidere. No sé hasta qué punto depende de usted, porque si ha llegado a Presidenta así como así, al rato es porque usted no tiene mucha vela en el entierro. Pero por favor medítelo, cómo va a traer uno un ejército a un país para mantener la paz, es una contradicción, me doy cuenta hasta yo que no terminé el colegio. Por favor, no trate de salvar su conciencia sino al país. Es usted la que manda, o se supone. Bueno, doña Laura, escuche los ruegos de una madre desesperada. ¿Qué país le estoy dejando a mis hijas? El otro día la mayor me dijo que iba a trabajar en un call center y a mí se me cayó el alma al suelo. Para eso parí tres hijas. Pura mano de obra barata es lo que le he dado al mundo. Para eso me empunché en que hablaran inglés, qué ingratitud. No sé si se da cuenta de que al final lo que va a pasar es que la gran vergüenza va a ser ser tico. Ser costarricense es hoy día ser un ciudadano de segunda. Eso es lo que hay que arreglar.
Me despido con el alma en un hilo.
Jenny Cubillo
PD: A veces pienso que tanta desgracia en la vida me empezó cuando a mis tatas se les ocurrió ponerme Jenny.