viernes, 20 de agosto de 2010

Señorita Honduras

 (Jose Díaz)
Desde el Tamal de Peluche queremos felicitar hoy a la sociedad hondureña que, con sus avanzados golpes sanitarios, fortalece los mejores valores de la democracia regional, permitiendo que Honduras siga a la vanguardia del subdesarrollo!

jueves, 19 de agosto de 2010

Contra la Autoestima


(foto jose diaz)
El concepto de autoestima sobrevive sólo por los rendimientos monetarios que trae consigo. Pero eso de tener que autoestimarse es, más que una necedad, un agotamiento y una frustración. Yo vivía bien conmigo misma hasta que me empezaron a bombardear con eso de que una tiene que quererse, una tiene que gustarse (gustarme yo… que le encuentro defectos hasta a Jennifer Connelly), una tiene que respetarse una misma (esto definitivamente sí que no lo he entendido nunca, ¿tiene connotaciones sexuales?), o eso de que una tiene que saber estar sola o peor: disfrutar de estar sola. A ver cómo es eso de disfrutar sola y a la vez respetarse.
Yo vivía más tranquila y en paz cuando no me preocupaba por eso de autoestimarme. Y en ese sentido, era también menos nociva y menos agresiva con el prójimo. De hecho, desde que se puso de moda el imperativo de “quererse uno mismo” odio más a la gente. Eso de quererse uno mismo es algo que se hace para que se enteren los demás, si no, qué más daría.
Quererse uno mismo, además de dificilísimo e innecesario, es engañarse uno mismo, que es ya lo que nos faltaba. Qué estrés. Ni a solas puede una relajarse y dejarse sentir lo que sea que sienta, incluyendo desprecio por una misma, frustración por ser baja, gorda o una cuarentona nulípara. A esta vida actual de apariencias y qué dirán, añadamos esto de tener que estar fingiendo respeto y amor propios. Ya no hay intimidad.
Para el Tamal de Peluche,
Babilonia Papadopoulus

lunes, 9 de agosto de 2010

Querido Cabezón mío:


Últimamente todo es tan confuso… Hay opiniones sobre todo y para todo. Gente racista, gente comunista, gente contra el aborto, gente a favor del aborto, gente capitalista, gente ecologista, gente contra la minería, gente contra el incesto, gente contra la pedofilia, gente contra la homosexualidad, gente a favor, gente en contra, gente a favor, gente, gente, gente en todas partes, opinando, dudando, apoyando, acusando, señalando. Gente, multitudes, masas, esto es la rebelión de las masas que anunciaran Ortega y Gasset al unísono, porque ellos eran como vos y yo, oh Cabezón, siempre firmaban todo juntos.
Aquí en España he venido a descubrir que yo soy “abortista”, palabra atroz que resuena a médico nazi con guantes de látex, ¿verdad? Pero no soy abortista porque promueva o aliente el aborto, sino porque sería incapaz de prohibirle abortar a una mujer. O dicho de otra forma: no me puedo imaginar a una mujer embarazada a la que se obliga a seguir adelante y parir. Qué horror sin fondo. No, no puedo obligar a una mujer a seguir adelante con un embarazo que no desea, existiendo los avances médicos para evitarlo.
También me siento incapaz de entrar a discutir si el aborto es un asesinato o no. Aún más, oh Cabezón teñido y planchado, te diré que obviamente hay algo vivo que es aniquilado. Pero justamente no me puedo parar a pensar eso porque es tan inconducente como discutir si Dios existe o no; y porque en última instancia, sea como sea, no puedo torturar a un ser humano sometiéndolo a un embarazo y una maternidad no deseados. Yo nunca –lo que se dice nunca– he querido ser madre. Sería una de mis peores pesadillas verme obligada a serlo… o que por no serlo tuviera que desistir de llevar una vida sexual… que es como decir desistir de la vida misma, para mí.
Cabezón, nunca te lo había dicho pero yo no puedo estar contra esa cosa espantosa que es el aborto porque he abortado y lo volvería a hacer. Yo estuve en ese infierno de verse embarazada sin querer, y lo que moralmente no puedo es negarles ahora a otras esa intervención que salvó mi vida, tal como yo la entiendo.
Fdo,
El Mechudo