lunes, 1 de febrero de 2010

CRISIS DE LOS 40


María, he leído ese texto que te ha enviado tu amiga la que se hace llamar el Mechudo y que te llama a vos El Cabezón. Hablo del texto que se encuentra en este mismo blog, llamado “Yo, el Mechudo, pregunto”.
Está muy bien escrito, y por cierto que no ganamos nada con eso. Escribir bien no sirve para nada. Allá en el año 2002 le escribí una desgarrada carta de amor a un hombre que acababa de dejarme y me respondió: “Qué bien escribes”. Ésa fue su respuesta.
Tu amiga llamada el Mechudo, con todo y su pluma churrigueresca, no tiene sino una cosa llamada Crisis de los 40, así de prosaico, así de contundente. Lo sé porque ahora mismo yo también la estoy atravesando, como un largo desierto.
Sucede que mujeres como yo (y creo que también como el Mechudo, por lo que cuenta) pensábamos que la crisis de los 40 les daba sólo a las mujeres que se habían pasado su primera juventud (de los 20 a los 39) cuidando mocosos, trabajando en una oficina y aguantando a un marido. Pero no. Error, mi lord.
La crisis de los 40 es, en definitiva, la comprensión de que uno ya vivió la mitad de su vida, suponiendo que viva hasta los ochenta, que es mucho suponer. De este modo, como por definición el ser humano desea lo que no tiene, a los 40 cualquiera (aunque haya llegado a las llamadas cimas del éxito) empieza a preguntarse si se habrá equivocado, si de verdad habrá hecho lo que quería. Y desde luego la respuesta será siempre: no.
“Bienaventurados los que desean eternamente lo que poseen”, dijo San Agustín. Bienaventurados e inexistentes, añadiría yo. Nunca, en cuarenta años de vida, he encontrado a alguien que diga desear lo que tiene.
De este modo, tu amiga el Mechudo, por muy literario que lo cuente todo, está atravesando la crisis de los 40, que consiste en preguntarse si uno no debió llevar otra vida que la que ha llevado.
Además, muy probablemente, por muy sofisticada y exitosa que se crea, estará cuestionándose si no debió haber tenido hijos, si como mujer está incompleta por no ser madre, si debería vivir en el país que la vio nacer y meterse en política, hacer algo por alguien, de alguna forma, como sea, adoptar dos haitianos, o tres…
Me atrevo incluso a aventurar que a las mujeres más “exitosas” (me siento obligada a meter esa palabra entre comillas) es a las que más fuerte les da la crisis de los 40. Bueno, no, no más fuerte pero tiene más difícil solución. Para el ama de casa, madre y esposa abnegada, que ni siquiera terminó los estudios, los cuarenta puede ser el lumbral de la liberación, el inicio de todo lo que dejó de lado durante veinte años. Pero ellas, las –repito- “exitosas”, ellas han pasado la vida liberadas y liberándose. ¿Qué les queda ahora?

Catalina Murillo
Famosa en el mundillo

4 comentarios:

  1. En mi cuenta a los 40 uno paso la marca de la mitad hace 5 años.

    Me pregunto que sentirá uno cuando cumple 55.

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  2. feliz cumpleaños, vos! aunque sean cuarenta o, justamente, por eso! Un abrazo

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  3. Pues, a los sesenta, una sigue preguntándose lo mismo, es más yo diría que ya me lo preguntaba a los veinte.
    Claro que, como me dijo mi psiquiatra hace muchos, muchos años: ¿pero cuando no has estado tú en crisis?
    ;))

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