Con seguridad
existen los perros. Mira ese hocico que la oscuridad no te deja ver, esos ojos
de vidrio delante de los tuyos para que no veas nada. Mira ese ladrido que
siempre te acompaña, esa sed que baja en los colmillos de tu pan de cada día.
Mira esa pequeña figura en la otra orilla, no la ves pero la sientes como una
mordida negra y apaleada.
Con seguridad
los perros van por ti. Míralos mirar la ausencia de tu odio: su alimento. Mira
ese horizonte hundido –crees que te acercas a algún sitio– sólo son sus lomos
indicándote el camino, el regreso, el tamaño de tu dicha. Los perros cargan con
tus huesos y te devuelven ceniza, la rabia de su rabia envenenada. Los perros se
lamen en tu sombra y no los ves.
Con seguridad los perros son los mismos. Reproducen tu silencio a dentelladas, salen de sí mismos con tu ayuda ciega, se quedan ciegos de verte tan oscuro. A eso han venido, míralos. Ladran. Ganan millones en la farsa de sus patas traseras. Huelen tu cadáver, te llevan el periódico, te sepultan en tu casa. En algún lugar los alimenta tu muerte.
Con seguridad los perros son los mismos. Reproducen tu silencio a dentelladas, salen de sí mismos con tu ayuda ciega, se quedan ciegos de verte tan oscuro. A eso han venido, míralos. Ladran. Ganan millones en la farsa de sus patas traseras. Huelen tu cadáver, te llevan el periódico, te sepultan en tu casa. En algún lugar los alimenta tu muerte.
Mira esa sed de
los perros que te rondan. Ya no ves nada, no te importa la jauría. Su lengua te
lastima y los perdonas. Celebran con tu carne y los perdonas. Su muerte ya no
es nada comparada con la tuya.
me encantó la fuerza expresiva y la originalidad del tema! saludos
ResponderEliminarQué maravilla de poema. Instant classic. Apenas para estos días navideños.
ResponderEliminarsi maria.... ese dia de esta noticia pense mucho en toda la gente k conocimos x estos rumbos
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