("TOMAR PUEDE SER NOCIVO PARA SU LOOK", foto Jose Díaz)
La mañana del 17 de
febrero me levanté temprano y me senté frente a la compu, porque tenía que
trabajar, entiéndase por trabajar escribir un guión para una telenovela. Con la
taza de café aún en la mano, lo primero que hice fue revisar en Internet un
cupón de lotería. Unos pocos cientos de euros habrían bastado para alegrarme el
día, pero a pesar de la modestia de mi deseo, no me tocó nada. Después, más por
postergar el momento de ponerme a escribir que otra cosa, me puse a chequear,
también por Internet, mis cuentas del BNCR. Y oh sorpresa, descubrí que alguien
me había bajado 600 euros de mi cuenta de banco, en unos almacenes en Londres,
ciudad en la que no he puesto nunca un pie. Bueno, no podía hacer mucho aquí
desde España, salvo cancelar la tarjeta, cosa que hice, poner una reclamación y
seguir trabajando. Era un guión muy divertido y me la pasé bastante bien
escribiéndolo, a pesar de esa vocecilla burlona a lo largo del día: “Alguien te
ha robado tu bien ahorrado dinerillo”. ¿Qué intentaba decirme la vida?
(suponiendo poéticamente que la vida siempre intenta decir algo). Tengo una
fama inmemorial de tacaña, fama que negué vehementemente siempre… hasta que me
llamó tacaña un catalán y entonces busqué el significado en el diccionario. Tacaño:
1 adj. y n. Se
aplica a la persona que escatima exagerada o innecesariamente en lo que gasta o
da.
Entonces sí, así soy
yo, sin duda. Sólo que quizás matizaría: no es tanto que escatimo, sino que
mido, cuento y recuento. Estoy siempre midiendo, lo que gasto, lo que doy, y lo
que me dan o me dejan de dar. Yo no me consideraba tacaña sino ahorradora. Lo
primero se considera un defecto y lo segundo una virtud. Parece que me he
extraviado entre ambas aguas.
Pero aquí no queda la
cosa. La semana pasada estaba escribiendo otro guión de la telenovela. Por la
mañana, con el café, lo primero que hice fue chequear mi email. Y me encuentro
un correo de una persona cuya opinión me importa, que me dice que mi novela
(una de mis novelas inéditas) le ha gustado. Leí ese email y no pude evitar
pensar: “Ah, quisiera dejar de escribir sandeces para la tele ya mismo y ponerme
a revisar esa novela”. Suspiré, y no había terminado de suspirar, cuando sonó
el teléfono. Mi jefe. Que se había caído la serie. Que la quitan. Que ya no
tengo trabajo.
Y así me va, amigos
míos, lectores devotos e imaginarios: mis deseos son órdenes. Hasta niveles
preocupantes. Me he convertido en una especie de Rey Midas telepático y estoy
teniendo verdadero miedo a mis deseos. Ayer sábado pensé en las consecuencias
que tendría para mí la muerte de equis persona. Y por la tarde me enteré de que
esa persona había estado a punto de morir. ¿Qué es la suerte? ¿Por qué pasa lo
que pasa? Me encuentro un parrafito en Internet que no entiendo, pero intuyo
importante:
Pero, ¿qué es la suerte? Hay una bella teoría de
Bataille. Cuando alguien ha bajado hasta el fondo mismo de su angustia, en ese
instante cuando ha empezado a volver a subir, ¡la suerte está siempre ahí! La
suerte no existe para las personas que tienen una visión del mundo bloqueada. A
partir del instante en que la angustia llega y destroza la visión del mundo,
hay un momento en que uno se encuentra en estado de amplitud y ¡la suerte está
siempre ahí! Pero ¡es necesario que haya esa amplitud de espíritu!
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