Yessenia
Chinchilla, costarricense por nacimiento y española por adopción. En el Día
Internacional de la Mujer quiere recordarnos que ser mujer puede ser mucho más
de lo que creemos. O queremos. ¿Orgullosa de ser mujer? "Sólo cuando tenga un
pene entre las piernas, un pene mío, de mi propiedad".
-Su caso
ha desatado una ‘crisis’ institucional y ha encendido un debate mediático sin
precedentes sobre el tema de los géneros. ¿Cuál es su posición?
-El debate sí
tiene precedentes, quiero aclarar eso. No podemos olvidar a los “mártires
genéricos”, como les llama jocosamente mi suegro. Hay muchas personas que
entregaron alma y cuerpo a esta lucha. ¿Cuál lucha? La de hacer entender a la
gente que la clasificación de los seres humanos en mujeres u hombres, una de
dos, es maniquea… y es violenta. ¡Eso sí que es violencia de género!
¿Que cuál es
mi posición? Se lo voy a decir en tres platos: yo me siento una mujer presa en
un cuerpo de mujer. Pero yo no me siento un hombre dentro de un cuerpo de
mujer, como alega el cien por ciento de personas que se someten a la operación
de cambio se sexo de mujer a hombre. En ese sentido sí, mi caso no tiene
precedentes, y estoy metida en un calvario.
-Sus
detractores afirman que si usted quiere ser una mujer en un cuerpo de
hombre bastaría con llevarla a un sex shop,
no a una sala de cirugía financiada por el Estado.
-Sí,
eso dijeron unos en un programa de televisión, se me había olvidado. La gente
sigue confundiendo transexualismo con travestismo. La gente en el fondo no
entiende nada de nada del sexo… o de la sexualidad, sería más correcto decir.
¡Por eso el sexo sigue siendo un gran negocio! Déjeme decirle: usted lee El
banquete de Platón y se da cuenta de que los griegos entendían
mucho más –pero muchísimo más– que nosotros toda la profundidad e iridiscencia
del tema del sexo o eros.
-Las
autoridades sanitarias alegan que no pueden ayudarla pues usted no se sometería
a una operación de cambio de sexo sino a otra cosa.
-Sí, “a
otra cosa”, así de impreciso, así de innombrable… Y esto a mí viene a
confirmarme que la ciencia y la salubridad están al servicio del poder. Si uno
se desmarca un poco de sus férreos patrones, tiene dos horizontes: la prisión o
el manicomio. Yo por ahora me he librado de ambos, no me explico cómo. (ríe)
-Usted ha
afirmado que un falo propio ampliaría sus posibilidades como mujer. ¿A qué se
refiere exactamente?
-Ése es el quid
de la cuestión, de mi cuestión. Yo lo que deseo es poder penetrar a mi marido.
Penetrarlo salvajemente, agarrándolo por la melena, ¡eso es lo que yo quiero! Por
poder hacer eso yo le vendería mi alma al Diablo. Y lo deseo COMO MUJER.
-Habría
que contar con el consentimiento de su marido…
-Él comparte
esta fantasía conmigo. Estamos juntos en este sueño. Mire, tanto es así, que
mis suegros incluso abrieron una cuenta en euros en el Banco Nacional de Costa
Rica para recibir donaciones bajo el lema: “Un Pene para Yessenia”. Como ellos
mismos dicen: esto lo hacen por su hijo. El pene es para mí pero quien lo va a
disfrutar es mi marido. Yo cada día le doy gracias a Dios por la familia
política que me ha tocado. La “natural”, no; mis papás y mis hermanos siempre
se avergonzaron de mí y por eso yo no oculto ni mi nombre ni mi procedencia:
Yessenia Chinchilla Ordóñez, del barrio Aguas Charcas de Cartago. Si a mis
familiares no les gusta… ¡que se operen! (ríe)
-¿Por qué
decidió llevar su caso “hasta las últimas consecuencias”?
-¡Porque me
querían quitar mis tetas! Mire, yo ya tenía turno y todo para mi operación. Una
faloplastia, es lo que yo quería, técnicamente. Pero resulta que yo estaba como
paciente de cambio de sexo, así que también se suponía que me dejaran el pecho plano
como el de un hombre. Cuando me negué y traté de explicar que yo quería seguir
siendo una mujer, en pleno quirófano un cirujano le dijo al otro: “Apague y
vámonos”.
-¿Sabe de
algún caso similar al suyo?
-Puede que
hasta usted, con todo mi respeto, sea un caso similar al mío. Yo creo que todos
los humanos hemos vivido aunque sea una vez la frustración de ser quien somos.
No hay nada más limitante que ser “uno mismo”.
-¿En qué
la ayuda su devoción a Santa Rita?
-Si la salubridad y la ciencia están en manos de los
poderosos, la religión ni le cuento. El Vaticano se comporta como si hubiera
patentado a Cristo, a las Vírgenes y a los Santos. A mí me da igual lo que diga
el Papa, ¡que nos excomulgue a todos si quiere! Santa Rita es conocida como la
abogada de los imposibles. Y ha sido mi ángel de la guarda.
"YO LO QUE QUIERO ES PENETRAR A UN HOMBRE"... ¡Vaya, qué coincidencia! ;)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminarpor esta chinchilla yo sí voto
ResponderEliminarJaja, qué bueno, Álex...
ResponderEliminarYa en serio... esta mae querrá un pene, porque lo que son las pelotas ya las tiene.
ResponderEliminarBien por ella.
Cartago por Detroit
ResponderEliminarBueno, si quieres un pene, en nuestra web tienes todos los que quieras, jeje, a elegir
ResponderEliminarsoy una mujer atrapada en un cuerpo de mujer...mejor imposible
ResponderEliminarTetas falas:
ResponderEliminar100 puntos por tu comentario. Jejejejej.
Opps, quise decir: Tetas Falsas.
ResponderEliminarHola, la práctica de la penetración de la mujer al hombre (strapon) es cada vez más practicada entre las parejas.
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